¿Quién soy?

Uno es muchas cosas a la vez.

Uno puede ser hijo, hermano, sobrino, nieto, tío, amigo, novio, hermano, padre, etc. Sin embargo, en cuanto a lo que a mí respecta, aquí hablaré de los pablos dentro de este Pablo Mirlo: el músico, el poeta, el traductor, el columnista.

La tierra en la que nací me dice que soy chileno. La ciudad en la que nací me dice que soy serenense.

Eso en cuanto a las cosas impuestas. Pues no siento ni apego, ni orgullo por la nacionalidad, ni por la ciudad de nacimiento. Siempre he sabido que soy de ninguna parte.

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Mas uno, al pasar los años y los afectos, va eligiendo lo que quiere ser y qué cosas amar u odiar. Yo elegí por ejemplo a los 14 años comenzar a escribir lo que en ese tiempo yo pensaba o llamaba canciones. Ese acto simple de escribir lo que sentía en el papel, me llevó gradualmente a imaginar melodías en mi cabeza, las cuales terminaron de una u otra forma acompañando canciones, que sin embargo, sentía incompletas, les faltaba sonar.

Así que el siguiente paso fue aprender a tocar un instrumento. La guitarra fue la elegida, y así, en interminables tardes y noches logré luego de varios meses dominarla medianamente bien. Ya han pasado 12 años desde que la tomé por primera vez y aún sigo aprendiendo y creando melodías.

Es por esto que se podría decir entonces que elegí ser músico. Por ende soy Pablo Mirlo, el músico.

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El amor por la poesía nace de manera gradual también. Era un admirador desde adolescente de la poesía de Pablo Neruda. Leía sus versos y admiraba su figura, mas la práctica de la poesía en sí no la había llevado a cabo sino que hasta que el amor se abrió paso por entre las grietas de mi corazón.

Se podría decir que en ese instante no fue una decisión el hacer poesía, sino que mas bien un impulso, sin embargo un impulso que me se ha convertido hasta hoy en pulso. Ahora no solo escribo motivado por el amor, pues he encontrado inspiración en muchas cosas más, y las palabras para mí ahora son una fuente inagotable de formas y significados que a diario me inspiran a tomarlas y darles formas de versos y estrofas que me gusten y entretengan.

Se podría decir entonces que hace cerca de 11 años elegí ser poeta. Por ende soy Pablo Mirlo, el poeta.

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Mi camino para ser traductor comenzó motivado principalmente por el entorno. Y es que el cerco lingüístico que ejerce la lengua inglesa en la música, el cine, la radio, e internet, casi por necesidad me llevaron a tener siempre un diccionario Inglés-Español/Español-Inglés a mano que me sacara de dudas. Sin embargo, los estudios formales de traducción los cursé entre los años 2010 y 2013. Al comienzo decidí estudiar traducción como una manera de incrementar mis capacidades ya adquiridas en la lengua inglesa mediante la experiencia y la investigación personal. Sin embargo, con el paso de los años me fui dando cuenta de la importancia de la traducción casi como un modo de vida y de supervivencia.

¿Y es que acaso traducir e interpretar no es lo que hacemos todos a cada segundo de nuestras vidas? ¿No traduce acaso el joven adolescente las miradas de la chica que le gusta a la hora de decidir si hablarle o no? ¿No interpreta acaso la madre los llantos de su recién nacido cuando desea saber si tiene frio o calor; hambre o sed?

Todo es traducción e interpretación. Y el saber comunicarnos y entendernos es la llave del conocimiento.

Se podría decir entonces que hace un par de años elegí ser traductor. Por ende soy Pablo Mirlo, el traductor.

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El convertirme en columnista fue otro de esos pasos naturales que en algún momento iba dar. Desde pequeño me interesaba la política, tanto a nivel nacional como internacional, y es que casi como un chip de fábrica, toda la generación de mediados de los 80 en adelante está marcada, como por herencia, por el más miserable desastre político que ha vivido Chile, la implantación a la fuerza de dictadura cívico militar que torturó y mató durante 17 años a miles de chilenos y chilenas.

Por ende, todos los nacidos al final de la dictadura teníamos algo que decir al respecto y aunque algunos prefirieran no desarrollar esa veta política o crítica, yo decidí cultivarla y siempre escribir de las cosas que a nivel político me molestaban. Sin embargo, no fue sino hasta hace poco más de un año, cuando se me invitó a participar de manera activa en la Revista Pluma Roja y desarrollar de manera libre e independiente mi pensamiento político, mis criticas al sistema y uno que otro cuento que aquí también he publicado, que pude explorar y esparcir las ideas, sueños y utopías que yacían en mi corazón desde hace tanto tiempo y que no había hecho públicas.

Es por esto que se podría decir entonces, que elegí ser columnista. Por ende Soy Pablo, el columnista.

En fin, ese soy yo.

 

 

 

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