No estimado presidente * Pablo Mirlo

-No estimado- presidente, le presento un libro.
En el yacen versos, palabras y sueños.
¡No! No son palabras tontas de soñadores muertos.
No, son palabras interesantes.
-Mucho más que la horrible cara matinal en su privado espejo-.

Palabras interesantes le decía, de esas que le pueden ayudar en sus sueños.
-Si es que tiene-.
El libro se toma con la mano derecha, y sus páginas se van abriendo hacia la izquierda.
-Claramente usted hace rato olvidó lo que significa la izquierda-.

Y bueno, para empezar a leer se hace línea por línea, de izquierda a derecha.
-La derecha sí que la conoce bien, pese a militar en un partido, solo de nombre, socialista-.
Los puntos marcan el final de una oración, las comas le sirven para respirar y continuar.
Sin embargo, es importante que sepa, que el punto final no marca el final de lo escrito, ese solo es el inicio del viaje imaginario que el autor le invita a tomar tras cerrar el libro.
-Con tomar no me refiero a tragos, ignorante, me refiero a proceder-.

Un libro –no estimado presidente- le puede ayudar a pensar.
-Como si alguna vez lo hubiera intentado-.
Pensar en aquellos que no llevan: traje y corbata, traje de dos piezas, cabellos tomados, planillas de Excel, gráficos, índices, planos, metas, valores de mercado, etc.

Sí –no estimado– presidente, fuera del palacio, hay gente que no habla en ese lenguaje monetario.
No –no estimado– presidente, el pueblo no está leyendo tanto como quisiera estas cosas –como usted torpemente dice- del siglo pasado.
-Si lo hicieran, claramente no hubieran votado por usted, ni por nadie-.
Es por eso que usted debería leer un libro de vez en cuando, y no estar mirando los gráficos de la bolsa de comercio siempre, y creer que con eso estamos todos a salvo.

Piense, lea, piense, lea.
El Pueblo lo está pasando mal.
Quizás leer no apague el fuego del hambre en sus estómagos por la noche, ni abrigue a los niños cuando haga frío, pero les darán a muchos desposeídos la posibilidad soñar, y esos sueños, en algún momento, germinarán para cambiar la realidad alrededor; la realidad de sus calles, la pena y la desolación.

Lea, aproveche el sitial que le entregara –una tropa de incautos- a usted en el gobierno e inyecte de sueños al Pueblo. Deje de hablar del “crecimiento económico” como el motor del desarrollo. Deje de ignorar al pueblo con tal de no hacer enojar al empresariado. Deje de cenar con los medios entregados al poder económico para que no le manchen su imagen. ¡Déjese de joder a todos ya!

El Pueblo quiere derechos, el derecho de vivir en paz, nada más.

Sin tan solo leyera y soñara, sus palabras quedarían indelebles en el tiempo y en el corazón de aquellos que vieron en usted la posibilidad de cambiar su entorno.

-Sin tan solo fuera de los nuestros, y no una marioneta más-.

-Todo era en vano, en ese corazón solo habían planillas de Excel, la entrevista para el diario de derecha más manipulador del país del próximo domingo, y la cena con el empresariado del martes-.

Mas el Pueblo lee, se levanta, avanza y construye. No le queda mucho tiempo, ni a usted, ni a sus políticos de porquería y todos sus secuaces.

Hasta luego –no estimado- presidente.

Por Pablo Mirlo

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No estimado presidente por Pablo Mirlo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://pablomirlo.wordpress.com/2014/11/23/no-estimado-presidente-pablo-mirlo/.

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