Los mayos de mi vida fueron los mejores meses que viví. El color de las hojas, la lluvia por las calles y las parejas abrazadas. Las seguía por las plazas, por las estaciones y cuando se tomaban de las manos las fotografiaba. Me dediqué por años a esta afición. Buscaba en ellos el amor tibio que bajo nubes alguna vez me acompañó. Sin embargo, ahora estoy viejo y ya no lo pude encontrar. Mis ganas se nublan como mi vista. Afuera junio reina. En mis fotos Santiago respira mayo, y mi amor… en algún lugar viviendo su eterno verano.
Por Pablo Mirlo
Pablo, hace siglos, creo, que no camino de la mano de nadie…a qué hora,digo, si nos hemos virtualizado al punto de eliminar las manos…
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